martes, 27 de abril de 2010

BATACAZO... ¿ESCARMENTARÁN?

MARÍA JESÚS CAÑIZARES | BARCELONA
Aunque la inmensa mayoría de los catalanes ignoró ayer, por tercera vez, las consultas independentistas -hay fuentes que aseguran que la participación apenas superó el 17%-, éstas se han convertido en caja de resonancia de la incapacidad del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para controlar la cuestión territorial.
El ruido soberanista ha tenido como protagonista al socio de gobierno de los socialistas en Cataluña, ERC, que ha convertido los referendos en su principal arma electoral y en la mejor demostración de que, en momentos de crisis estatutaria, los frentes soberanistas se hacen realidad, pues las consultas del domingo sirvieron para embarcar a CiU y ERC en una ostensible causa común. O lo que es lo mismo: que otro gobierno catalán es posible, en este caso eminentemente nacionalista.
El PSC ha intentado poner sordina a esa tercera oleada de referendos, sin apenas predicamento en las grandes ciudades, pero con un cierto tirón en poblaciones pequeñas. El propio presidente José Montilla centró el discurso de su primer mitin preelectoral en Barcelona en criticar las veleidades independentistas del jefe de la oposición, Artur Mas, y rechazar determinados «atajos o aventuras políticas que no conducen a nada».
Socios con vidas separadas
El intento de abrazar la centralidad se quedó precisamente en eso, en simple tentativa, pues la realidad es tozuda y Montilla gobierna gracias a ERC. La imagen de tres consejeros del Ejecutivo catalán votando a favor de la independencia es, a juicio del PP, la mejor evidencia de que los socios del gobierno catalán hacen vidas separadas sin que su presidente haya sido capaz de ejercer su liderazgo.
El PSOE tiene muy presente el fuego territorial que generan ese tipo de proclamas secesionistas, que van acompañadas de llamamientos a la ruptura con España y críticas a las instituciones del Estado de Derecho. El independentismo catalán es insaciable y, a pesar de las grandes concesiones realizadas por el Gobierno español en materia de financiación autonómica -que pusieron en pie de guerra a otras comunidades gobernadas por el PSOE-, siempre quiere más.
El peaje que han tenido que pagar los socialistas durante hace casi siete años se ha encarecido en la etapa final de esta legislatura catalana, en la que habrá una cuarta tanda de consultas soberanistas. Será en junio, es decir, a las puertas de un posible adelanto electoral.

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